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Bélgica revoca oficialmente su salida de la energía nuclear: una nueva etapa en la política energética europea

Ya es oficial. Bélgica revoca su salida de la energía nuclear. En una decisión histórica que marca un giro estratégico profundo, el Parlamento federal de Bélgica ha aprobado la derogación de la ley de 2003, que estipulaba el cierre total de los reactores nucleares para 2025. Queda así sin efecto, abriendo la puerta a una nueva era para el mix energético belga.



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Central Nuclear funcionando a pleno rendimiento

El cambio legislativo fue respaldado por una mayoría amplia dentro de la coalición de gobierno y otros partidos, incluyendo formaciones liberales, democristianas y nacionalistas flamencas. Solo los partidos ecologistas se posicionaron en contra. La medida se presenta como una respuesta pragmática frente a los desafíos actuales de seguridad energética, sostenibilidad y estabilidad de precios.



El ministro federal de Energía, Mathieu Bihet, calificó la derogación como "el comienzo de una nueva era", subrayando que Europa ha dejado de lado durante demasiado tiempo una tecnología fiable y baja en emisiones debido a posiciones ideológicas más que técnicas. La nueva normativa elimina barreras legales que dificultaban la inversión tanto pública como privada en nuevas tecnologías nucleares.



Actualmente, Bélgica cuenta con siete reactores de agua a presión repartidos entre las centrales de Doel y Tihange, dos de los cuales ya han sido desconectados. Sin embargo, Doel 4 y Tihange 3 han recibido autorización para seguir operando al menos hasta 2035, con la intención de extender aún más su vida útil en el futuro.



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Además, Bélgica ha iniciado la construcción de un reactor nuclear experimental cerca de Amberes, basado en tecnología de aceleradores de partículas. Este proyecto, previsto para 2036–2038, promete generar hasta 100 veces menos residuos radiactivos, y representa una apuesta tecnológica con aplicaciones tanto energéticas como médicas.



A nivel social, el respaldo ciudadano es sólido. Una encuesta de Ipsos (2023) indica que el 69 % de la población belga apoya la extensión de vida de los reactores existentes, y un 57 % está a favor de construir nuevas plantas. Esto refleja un cambio de percepción frente a la energía nuclear como una fuente confiable en el contexto de la transición energética.



Desde UTILIFY, consideramos que esta decisión no solo redefine el mapa energético belga, sino que también podría tener efectos replicables en otras economías europeas. La revalorización de la energía nuclear, en paralelo al desarrollo de renovables, plantea una nueva vía híbrida para alcanzar los objetivos climáticos sin comprometer la seguridad del suministro ni la competitividad industrial.



 
 
 

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